2 de diciembre de 2009

MÁS RECETAS DE ESCRITURA 1


MI GATA SE HACE HUMANA


Hola, me llamo Carol y os voy a contar la historia de cómo mi gata Misti se convirtió en humana de un día para otro:


Un día me levante por la mañana y no veía por ningún lado a mi gata Misti. No les dije nada a mis padres para que no me echaran la bronca, pero después me arrepentí, porque yo creo que fue el error más grande que pude cometer.


Cuando empecé a preocuparme demasiado, me llamó Alba, una de mis amigas, y me preguntó si había perdido a mi gata, porque ella había visto una idéntica comiendo de la basura en el callejón. Yo le dije que, por favor, mirara hacia donde se iba para yo poder ir a buscarla. Lo malo era que, si no acababa los deberes, no me dejarían salir; así que tuve que ir al día siguiente ya que aun me quedaban muchos.


Al día siguiente, cuando ya estaba allí, no la veía por ninguna parte y me fui a casa. A la hora y media o así vino una chica a mi casa, que estaba desnuda y hacía cosas raras. Entró corriendo a mi casa y se puso a jugar con los juguetes de Misti. Me acerqué a ella y me fijé bien: vi que llevaba el mismo collar que ella, lo que me extrañó mucho. De repente se puso a arañar todo y ahí fue cuando la reconocí. ¡Era ella! ¡Misti! Subimos a mi cuarto para poder vestirla. Menos mal que no estaban mis padres, porque sino… ¡la que se habría montado!


Nos fuimos las dos a buscar a Alba y, juntas, nos pusimos a enseñarle cosas para que la gente no sospechara nada. Como acabamos enseguida, nos fuimos a mi casa pero, al llegar casi a la puerta nos acordamos de que ¡no le habíamos puesto nombre! Al final decidimos ponerle Ester.

Mientras yo preparaba la merienda, Alba buscaba una solución para que Misti volviera a ser como antes. De pronto vino a la cocina y me dijo que ya sabía lo que teníamos que hacer, ¡había tenido una idea! Alba había estado mirando todo el rato por la ventana y, de repente, vio a los vecinos de enfrente, que son muy majos. La vecina es una científica un poco rara, pero muy maja, y el marido… pues, la verdad, nunca habíamos hablado con él. Así que decidimos ir a casa de la científica.


Una vez allí, le contamos todo y decidió darnos una solución: nos entregó un botecito muy pequeño y nos dijo que teníamos que duchar a Misti con eso. Hicimos lo que nos dijo ¡pero no pasó nada! Alba se empezó a poner nerviosa, mis padres estaban llegando y no teníamos aún a la gata. Así pues llamamos a la vecina de nuevo y le dijimos que no había funcionado, que si nos podía decir alguna otra cosa. Y así lo hizo: dijo que teníamos que comprar una pelota de plástico, que ella se encargaba del resto. No sabemos cómo lo hizo, pero Misti se puso a jugar y salió un humillo que hizo volver a ser un gato. Mis padres llegaron y no se dieron cuenta de nada de lo que había pasado.

Al cabo de unos días decidí contárselo a mi madre, y ella me dijo que no teníamos por qué haber montado tanto jaleo, que ella sabia como hacer que Misti volviera a ser un gato, que a ella le paso una cosa parecida. Así que ¡Todos nuestros esfuerzos nos los podíamos haber ahorrado!. La aventura, sin duda, fue curiosa pero lo que nunca me quedó muy claro fue por qué, de repente, Misti se convirtió en una humana.


Carol Ordovás

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